lunes, 26 de octubre de 2009

Los recuerdos de un hombre inclinado hacia el arte

Whitman Raúl Gualsaquí Sasi, nacido en Otavalo el 11 de diciembre de 1960, proviene de cuna familiar trabajadora y costumbrista, de abuelos vinculados con el quehacer artístico y padres que le inculcaron el amor por su tierra rica en cultura, esplendor y arte, presenta en sus obras ese sorprendente legado.

“Considero que mis nombres y apellidos son fuertes porque se fusionan y reflejan la herencia de nuestra gente, de nuestras costumbres y de nuestro folklore. Siempre me sedujo la música andina, como una mágica danza de sonidos y colores en mi mente, ese fue el origen de mi vocación por el arte”
En el colegio Daniel Reyes, en la ciudad blanca de Ibarra, el dibujo, la pintura y la cromática, conquistaron el alma del maestro, dejando por un momento, en un rincón mágico a la música.

Inquieto por las siluetas, los rostros y la figura humana que empezaban a mostrarse en Quito, Gualsaquí posó su mirada y su ser en esta ciudad, que exponía nuevas manifestaciones pictóricas. El Colegio y la Facultad de Artes fueron su hogar artístico, porque allí perfeccionó sus orígenes pictóricos.

De frente al expresionismo y al neo-figurativismo, el maestro nunca encasilló sus primeras expresiones de arte, según su recuerdo incógnito eran siluetas y pinceladas más bien libres, inmensas y coloridas que se plasmaban sobre amplios espacios.

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